

"Frank Schoonover es uno de los más conocidos ilustradores de la escuela norteamericana que floreció durante las décadas finales del siglo XIX y se extendió hasta bien entrado el siglo XX. [...]
Frank Schoonover es fundamentalmente un ilustrador de acción. Su misma vida, como la de otros famosos contemporáneos suyos (James Oliver Curwood, James Fenimore Cooper o Zane Grey) es un claro ejemplo de su necesidad de aventura únicamente moderada por su infatigable dedicación a la pintura e ilustración.
Junto con otros futuros artistas de la talla de Stanley Arthur, Clifford Ashley, Harvey Dunn, Gayle Hoskins o N. C. Wyeth. Schoonover fue uno de los jóvenes aspirantes que en Otoño de 1897 ingresaron el la Escuela de Arte del Instituto Drexel en Philadelphia, Pennsylvania, para, enseguida y dadas sus aptitudes, incorporarse al estudio de verano de Chadds Ford del mismo estado en donde impartía clases de ilustración el famoso Howard Pyle, un hombre que había cambiado el panorama de la ilustración americano al dotar al ejercicio de pintar de una razón última de ser basada en una cuidadosa selección del tema, en un gran rigor histórico y de documentación, gran dominio de diversas técnicas y sobre todo la necesidad de que el cuadro o la ilustración transmitieran un determinado mensaje. Frank Schoonover fue un maestro en casi todos esos frentes.
Necesitado de documentación y ansioso de aprender "sobre el terreno", mientras todavía trabajaba desde el anonimato, Frank Schoonover llevó a cabo diversos viajes a lo largo de la frontera canadiense que le llevaron hasta la bahia de Hudson, la de James, la península de Quebec y los territorios de Ontario.
En el año 1903 exploró de esta manera más de 1.200 millas y en 1913 regresaría al Canadá esta vez para recorrer la zona más Noroccidental próxima al territorio del Yukon. En 1907, acompañado de parte de su familia y de algunas amistades visita Europa recreándose sobre todo en las capitales del arte italianas, Roma, Florencia, Venecia, Siena, y estudió lo más cuidadosamente que pudo a los clásicos de la pintura y escultura (Schoonover también esculpió alguna que otra figura) renacentista. [...] Otro viaje importante fue el que en compañía de su maestro Howard Pyle y de su amigo y compañero Stanley Arthur, con los que compartía un estudio en Wilmington, Delaware, realizó a Jamaica en 1906. Allí se impregnó del sabor tropical de la isla famosa por sus piratas y filibusteros que más tarde reflejaría tan fielmente.
Frank Schoonover es fundamentalmente un ilustrador de acción. Su misma vida, como la de otros famosos contemporáneos suyos (James Oliver Curwood, James Fenimore Cooper o Zane Grey) es un claro ejemplo de su necesidad de aventura únicamente moderada por su infatigable dedicación a la pintura e ilustración.
Junto con otros futuros artistas de la talla de Stanley Arthur, Clifford Ashley, Harvey Dunn, Gayle Hoskins o N. C. Wyeth. Schoonover fue uno de los jóvenes aspirantes que en Otoño de 1897 ingresaron el la Escuela de Arte del Instituto Drexel en Philadelphia, Pennsylvania, para, enseguida y dadas sus aptitudes, incorporarse al estudio de verano de Chadds Ford del mismo estado en donde impartía clases de ilustración el famoso Howard Pyle, un hombre que había cambiado el panorama de la ilustración americano al dotar al ejercicio de pintar de una razón última de ser basada en una cuidadosa selección del tema, en un gran rigor histórico y de documentación, gran dominio de diversas técnicas y sobre todo la necesidad de que el cuadro o la ilustración transmitieran un determinado mensaje. Frank Schoonover fue un maestro en casi todos esos frentes.
Necesitado de documentación y ansioso de aprender "sobre el terreno", mientras todavía trabajaba desde el anonimato, Frank Schoonover llevó a cabo diversos viajes a lo largo de la frontera canadiense que le llevaron hasta la bahia de Hudson, la de James, la península de Quebec y los territorios de Ontario.
En el año 1903 exploró de esta manera más de 1.200 millas y en 1913 regresaría al Canadá esta vez para recorrer la zona más Noroccidental próxima al territorio del Yukon. En 1907, acompañado de parte de su familia y de algunas amistades visita Europa recreándose sobre todo en las capitales del arte italianas, Roma, Florencia, Venecia, Siena, y estudió lo más cuidadosamente que pudo a los clásicos de la pintura y escultura (Schoonover también esculpió alguna que otra figura) renacentista. [...] Otro viaje importante fue el que en compañía de su maestro Howard Pyle y de su amigo y compañero Stanley Arthur, con los que compartía un estudio en Wilmington, Delaware, realizó a Jamaica en 1906. Allí se impregnó del sabor tropical de la isla famosa por sus piratas y filibusteros que más tarde reflejaría tan fielmente.



Perros de tiro de los trineos y conductores de los mismos, hombres y mujeres de la "Frontera", indios, colonizadores, "homelanders", todos ellos protagonizaron una gran cantidad de ilustraciones de Frank Schoonover que con sus arquetipos de héroes se convirtió en ilustrador de excepción para autores como Zane Grey o Edgar Rice Burroughs. Es de destacar el éxito que durante la década de los veinte tuvieron sus ilustraciones del primero de los dos citados. En más de diez millones de lectores se calculaba el público que seguía los relatos de Grey ilustrados por Schoonover. (ambos autores se encontraban durante esos años en el cénit de su carrera, productivamente hablando).
Gran fotógrafo y cartógrafo aficionado, Schoonover además de anotar en infinidad de bocetos a lápiz y apuntes a tinta china tipos, escenas y lugares de los parajes que recorría, guardó fiel reflejo de ellos con sus fotos y planos-croquis que en muchos casos resultaron ser los primeros que se llevaban a cabo.
Es a partir de 1910 cuando Frank Schoonover resulta reconocido y totalmente comprometido con el medio gráfico de entonces, el de la ilustración a color de artículos o relatos de todo tipo, se lanza a la realización de una serie de obras que desde hacía mucho tiempo le obsesionaban y que había pospuesto por toda otra serie de trabajos de encargo entre los que destacan sus retratos, género en el que también era un maestro. [...]
Como alguno de los otros artistas del Brandywine Country antes mencionado (caso de Wyeth) el dominio de la pintura y el dibujo de Schoonover es tal que ningún género le está vedado. Diseña, decora porcelanas, dibuja acuarelas y pinta murales en capitolios y en casas ilustres norteamericanas. Uno de los más conocidos es el realizado en 1910 para la Renaissence Style County Courthouse en construcción en la ciudad de Jersey City. Schoonover ayudado por Stanley M. Arthur y bajo la supervisión de Howard Pyle (una troika de verdadero éxito por aquella época), en unos pocos meses decoró metros y metros cuadrados de pared con el espíritu americano, mezcla de aventura, sana inocencia y fuerza vital, en forma de indios, colonizadores, los Padres Peregrinos y los "tradesmen" de la época. Tal fue el ardor puesto por los pintores de este escargo que 23 días después de inaugurada la casa todavía se encontraban dando los "últimos toques" en su afán perfeccionista.
Parece que fue en 1937 cuando Frank Schoonover comenzó a pintar paisaje, ya hasta el final de su carrera artística. Pese a lo viajado por Frank sus lugares de inspiración favoritos se encontraban en su mismo entorno natal: el Delaware river valley y el Brandywine river valley en los estados de Delaware y Pennsylvania.
Técnicamente Frank Schoonover sentía una extraña fascinación por el color rojo y en casi todas sus ilustraciones aparece un leve tinte de cadmio que el mezclaba con un poco de barniz para asegurar el efecto brillante deseado. Su rapidez y gesto tranquilo ante encargos difíciles eran algo mítico en el mundo editorial, Schoonover se crecía ante estas dificultades propias de la obra de encargo y de su tesón y voluntad en la pintura da buena muestra el hecho de que se hiciese entablillar el brazo izquierdo tras un grave accidente de coche (ante la duda de si podría volver a moverlo o no) "en posición de sostener la paleta durante el resto de su vida".
Animado por semejante espíritu creador no es de extrañar que alcanzase la edad de 90 años en activo después de haber alcanzado completo reconocimiento y una gran cantidad de premios y condecoraciones de academias, clubs y círculos artísticos de los Estados Unidos, como el de "Dean de los artistas de Delaware". Schoonover presumía de no haber pintado nunca un hombre débil, su ideal se encontraba lejos de cualquier muestra de desfallecimiento. Como él mismo decía: "A picture has got to tell a story" (Un cuadro debe narrar una historia) o lo que es lo mismo debe motivar, encantar, arrastrar, nunca abandonarse a la casualidad. Esta condición artística de Frank Schoonover, próxima al llamado realismo socialista, es la que, hoy en día, ha llevado alguno de sus cuadros hasta el propio Kremlin de Moscú." [1].
[1] Cita del artículo de Andrés Piñole, en "Ilustracion + Comix Internacional", Toutain Editor, Núm. 48, 1984, págs. 26-27-28.
Gran fotógrafo y cartógrafo aficionado, Schoonover además de anotar en infinidad de bocetos a lápiz y apuntes a tinta china tipos, escenas y lugares de los parajes que recorría, guardó fiel reflejo de ellos con sus fotos y planos-croquis que en muchos casos resultaron ser los primeros que se llevaban a cabo.
Es a partir de 1910 cuando Frank Schoonover resulta reconocido y totalmente comprometido con el medio gráfico de entonces, el de la ilustración a color de artículos o relatos de todo tipo, se lanza a la realización de una serie de obras que desde hacía mucho tiempo le obsesionaban y que había pospuesto por toda otra serie de trabajos de encargo entre los que destacan sus retratos, género en el que también era un maestro. [...]
Como alguno de los otros artistas del Brandywine Country antes mencionado (caso de Wyeth) el dominio de la pintura y el dibujo de Schoonover es tal que ningún género le está vedado. Diseña, decora porcelanas, dibuja acuarelas y pinta murales en capitolios y en casas ilustres norteamericanas. Uno de los más conocidos es el realizado en 1910 para la Renaissence Style County Courthouse en construcción en la ciudad de Jersey City. Schoonover ayudado por Stanley M. Arthur y bajo la supervisión de Howard Pyle (una troika de verdadero éxito por aquella época), en unos pocos meses decoró metros y metros cuadrados de pared con el espíritu americano, mezcla de aventura, sana inocencia y fuerza vital, en forma de indios, colonizadores, los Padres Peregrinos y los "tradesmen" de la época. Tal fue el ardor puesto por los pintores de este escargo que 23 días después de inaugurada la casa todavía se encontraban dando los "últimos toques" en su afán perfeccionista.
Parece que fue en 1937 cuando Frank Schoonover comenzó a pintar paisaje, ya hasta el final de su carrera artística. Pese a lo viajado por Frank sus lugares de inspiración favoritos se encontraban en su mismo entorno natal: el Delaware river valley y el Brandywine river valley en los estados de Delaware y Pennsylvania.
Técnicamente Frank Schoonover sentía una extraña fascinación por el color rojo y en casi todas sus ilustraciones aparece un leve tinte de cadmio que el mezclaba con un poco de barniz para asegurar el efecto brillante deseado. Su rapidez y gesto tranquilo ante encargos difíciles eran algo mítico en el mundo editorial, Schoonover se crecía ante estas dificultades propias de la obra de encargo y de su tesón y voluntad en la pintura da buena muestra el hecho de que se hiciese entablillar el brazo izquierdo tras un grave accidente de coche (ante la duda de si podría volver a moverlo o no) "en posición de sostener la paleta durante el resto de su vida".
Animado por semejante espíritu creador no es de extrañar que alcanzase la edad de 90 años en activo después de haber alcanzado completo reconocimiento y una gran cantidad de premios y condecoraciones de academias, clubs y círculos artísticos de los Estados Unidos, como el de "Dean de los artistas de Delaware". Schoonover presumía de no haber pintado nunca un hombre débil, su ideal se encontraba lejos de cualquier muestra de desfallecimiento. Como él mismo decía: "A picture has got to tell a story" (Un cuadro debe narrar una historia) o lo que es lo mismo debe motivar, encantar, arrastrar, nunca abandonarse a la casualidad. Esta condición artística de Frank Schoonover, próxima al llamado realismo socialista, es la que, hoy en día, ha llevado alguno de sus cuadros hasta el propio Kremlin de Moscú." [1].
[1] Cita del artículo de Andrés Piñole, en "Ilustracion + Comix Internacional", Toutain Editor, Núm. 48, 1984, págs. 26-27-28.













